Homínidos fósiles y evolución humana:
Thomas Huxley y Eugene Dubois (2 de 3)

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Darwin publica el origen del hombre
Entre todos estos sucesos ambiguos, Darwin decidió decir algo sobre el origen del hombre. En 1871 publicó El origen del hombre y la selección en relación al sexo, en el cual afirmaba que todas las pruebas que se conocían eran coherentes con la idea de que el hombre había evolucionado a partir de un antecesor compartido con los monos. Especuló que el lugar de este origen era África y que los antepasados humanos habían tomado gradualmente su forma actual desde entonces. Sugirió que la selección natural no era la única presión evolutiva que actuaba. Las mujeres podrían haber preferido caracteres diferentes en los hombres, lo que Darwin llamó selección sexual, y esto pudo haber dado lugar a diferencias entre las razas. Las ideas de Darwin no convencieron a su viejo corresponsal, Alfred Russel Wallace, quien decidió que nuestros cerebros demasiado grandes eran mucho más potentes de lo necesario, ya que podríamos sobrevivir fácilmente con unas mentes sólo ligeramente más avanzadas que las de los monos. Concluyó, por tanto, que la creación del hombre debía ser obra de la intervención divina.

Eugene Dubois

El hallazgo de más fósiles humanos
Los fósiles serían cruciales para resolver este debate, pero llegaban lentamente. Hasta 1886 no se descubrieron fósiles de neandertales por segunda vez pero, eso sí, esta vez consistían en una mandíbula y otras partes del esqueleto. Se encontraron en Spy, en Bélgica, y venían claramente de rocas antiguas, lo cual demostraba que los neandertales no eran alguna tribu bárbara que había vivido hacía unos pocos siglos. Al año siguiente, Eugene Dubois (izquierda), un joven anatomista de Holanda, viajó a Indonesia con la esperanza de hallar fósiles del hombre primitivo. Dado que los orangutanes vivían allí y que Dubois había conseguido un trabajo como médico en la Armada Real Holandesa de las Indias Orientales, le pareció un buen lugar para ir a explorar. Después de cuatro años pasando apuros, logró su propósito cuando cavó un hoyo al lado del Río Solo, al este de Java. Encontró restos fósiles de algo que no era del todo humano, pero tampoco del todo mono. Se mantenía erguido, pero su cerebro era demasiado pequeño como para ser calificado de humano. Pasó a ser conocido como Pithecanthropus erectus, que quiere decir «hombre-mono erguido».

Neanderthal, Homo erectus and Modern human skulls
• Imagen de Dubois por cortesía del National Museum of Natural History: Naturalis, Leiden, The Netherlands. página siguiente


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